Jueves, 9 de la mañana. Llego a la oficina y mi amigo Agus me manda un link. Está tocando y transmitiendo en vivo desde algún boliche en Tokyo. Abro el link y engancho los últimos minutos de sonido distorsionado y una muchedumbre pixelada y saltarina. Cada vez que se escucha un sonido que evoca la memoria de un bombo, la imagen se va de foco. El video entra-y-sale de foco con un ritmo claro e hipnótico. En algún lugar, del otro lado del planeta, hay gente disfrutando un momento de alegría sobreestimulada. En la oficina hace frío. Quién controla el termostato es un de los misterios mejor guardados de las corporaciones transnacionales.
Hace dos fines de semana estuve feriando en MoCCA junto a la siempre encantadora Sarah Glidden (en la mesa de al lado estaba el novedosamente-para-mi también encantador Grant Shaffer).
Un chico de unos 10 años se acercó a la mesa y le dedicó un tiempo largo a considerar todas y cada una de las tapas de mis historietas. Después de un tiempo me dijo que tengo un “estilo muy único” y se fué, sin darme tiempo a agradecerle.
Los verdaderos completistas del Fran Lopecismo habrán notado una nueva historieta en esa mesa. Llegué a terminarla e imprimirla justo a tiempo para le evento. En unos días contaré de qué se trata y la pondré en la tienda. (Por ahora, estas historietas existen solo en inglés, pero ya estoy trabajando para que se puedan leer, como corresponde, en la lengua de Cervantes).